“Hoy hace veinte años”... decían los Beatles en Sgt. Pepper’s. En este caso, hace veinte años, dos músicos jóvenes –uno en camino de convertirse en uno de los cantores más queridos y populares de Argentina y Latinoamérica, el otro en vía de volverse uno de los productores más innovadores y requeridos del mundo entero- partían en un viaje irrepetible en busca de tesoros ocultos. León Gieco y Gustavo Santaolalla –que de ellos se trata-, al frente de un equipo de veinte personas, emprendían una aventura por el interior de la Argentina, bautizada “De Ushuaia a La Quiaca”, en referencia a los dos puntos más extremos de un país en muchos casos desconocido por sus propios habitantes. Para ellos, buscar, descubrir y registrar los elementos más auténticos de la música y de la cultura autóctona en sus lugares de origen era, además, una forma de profundizar la búsqueda de su propia identidad como artistas y seres humanos nacidos en este rincón del mundo. En consecuencia era también un viaje hacia su propio interior, que es un poco el de todos nosotros. Mezcla de libro de fotos, diario de viaje, estudio musicológico y valioso testimonio documental sobre la música argentina de raíz, realizado desde la perspectiva de músicos provenientes de la cultura del rock con una visión ecologista y planetaria. “De Ushuaia a La Quiaca” constituye una especie de road movie visual, de lectura tan apasionante como instructiva. Las fotos de Alejandra Palacios, los textos que escribimos con León Gieco y Gustavo Santaolalla, los numerosos testimonios de músicos y artistas participantes del proyecto, las letras de las canciones y las detalladas explicaciones sobre instrumentos, canciones y danzas de la música tradicional argentina, van conformando en su conjunto un friso de un mundo a la vez exótico y familiar, cuyo lógico complemento en el plano auditivo lo constituyen las grabaciones que integran los álbumes “De Ushuaia a La Quiaca”.
Sumergirse en las páginas de este libro es una manera de participar de ese mundo y sumarse al descubrimiento. Es también una forma de continuar la historia, ya que –en las palabras de sus propios protagonistas-, “De Ushuaia a La Quiaca” es una viaje que recién comienza”.