Migrar es un derecho humano, aunque muchas personas no lo entiendan así. La xenofobia, el racismo, la estigmatización y la discriminación de la otredad está presente en todas las sociedades, incluso en países como Argentina y Estados Unidos que se fundaron sobre vastos contingentes migratorios además de la población originaria. El descendiente de migrantes olvida sus orígenes y denuncia que el nuevo migrante le quita trabajo o es responsable de delitos. Pero esto no es homogéneo, ya que para este pensamiento hay “migrantes de primera” (especialmente los de países europeos y anglosajones) y “migrantes de segunda” (latinoamericanos, asiáticos, africanos). Dentro de este último grupo –como veremos en uno de los artículos- también hay diferenciaciones. La migración es un fenómeno complejo que requiere para su análisis tener en cuenta sus componentes históricos, sociales, económicos, psicológicos y comunitarios.